Mar 3, 2016

Mi primer paseo

Yo vivo en un lugar donde nos controlaban todo. La humedad, la luz, el aire, quien se acercaba a nosotros. Nunca pensé que podría salir de allí. Algunas personas se tomaban el tiempo de conocerme y otras me pasaban por alto solo por mi cubierta. No cabe duda que son rápidos en hacer juicios. Ya estaba harto de estar en ese lugar, tenía ganas de conocer otras cosas, pero nunca se me daba la oportunidad. Un buen día una chica llego, y le parecí interesante. Me tomo entre sus demás pertenencias y me llevo consigo. Antes de que pudiéramos salir de aquel lugar debimos pasar por seguridad. Malditos policías. Fue algo difícil, pero gracias a su credencial y mi apropiada etiquetación lo conseguimos.


Me sentí tan bien, no pudo guardarme en su bolsa, así que me llevo entre sus brazos. Todo era tan fresco, era la primera vez que sentía el verdadero clima, el viento, aquel que yo había visto agitar otras hojas. Incluso me moje, si fue un desventurado incidente, pero rápidamente me secaron para que no me dañara. He de confesar que fue una experiencia única. Al fin, llegamos a nuestro destino final, si, un librero distinto, donde nada estaba en orden. Mis compañeros a la izquierda y derecha no tenían nada que ver conmigo, todos éramos de temas distintos. Sin orden, sin control, sin vigilancia. El sol era diferente a cada momento, se sentía el calor, el frío. Sin embargo no me preocupe por irme haciendo viejo, por cambiar de color, por ser diferente. Me gustaba estar ahí, entablar conversaciones con mis compañeros sobre ciencias naturales, había un libro de cuentos que nos amenizaba por las noches, incluso era vecino de una biblia con la que me gustaba platicar. Siendo un libro de programación todo lo que escuchaba anteriormente era sobre algoritmos y nuevas versiones que nos hacen obsoletos más rápido que nuestras fechas de catalogación. Desgraciadamente sabía que tenía que regresar a aquel lugar, sabía que tarde o temprano se vencería mí tiempo afuera, dos semanas si es que la chica era usuaria foránea, pero esperaba que me leyeran con tiempo, con pausa. Que mis hojas enseñaran algo a la muchacha. Porque yo tenía la seguridad de que este tiempo fuera no se iba a acortar porque alguien me separara en la biblioteca.


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